> HISTORIA Y GEOGRAFIA NIVEL MEDIO: campaña del desierto

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Este blog es un espacio diseñado para los alumnos del nivel medio. Aquí encontrarán programas, contenidos y actividades de la asignatura Historia y Geografía. También podrán acceder a distintos recursos, diarios, películas, videos, textos, música y otros que contextualizan los temas desarrollados en clase.

Prof. Federico Cantó

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sábado, 24 de mayo de 2014

EL TERRITORIO ARGENTINO

1.     LA INTEGRACIÓN DEL TERRITORIO.

El proceso de centralización de la autoridad estatal fue la delimitación y control de las fronteras del territorio nacional. A medida que el Estado Nacional se consolidaba con nuevas instituciones y nuevos recursos estaba en mejores condiciones para afianzar su soberanía sobre regiones más alejadas, estas nuevas tierras que rápidamente eran puestas en producción, aportaban nuevas fuentes de ingresos para el Estado Nacional.

Durante la presidencia de Avellaneda, se extendió la frontera sur ante el reclamo de los terratenientes bonaerenses por la inseguridad que representaban las poblaciones aborígenes y la necesidad de expandir las tierras de cultivo. El avance de la línea de frontera se desarrolló en dos etapas: En la primera, hasta 1877, se avanzó según el plan diseñado por Adolfo Alsina, ministro de Guerra. El plan consistió  en la construcción de una línea de fortines unidos entre si por una gran zanja que separaba la frontera con los indígenas. Este plan tenía como objetivo asegurar los territorios “ganados” a los indios. Su función era defensiva y buscaba evitar los arreos de ganado de los “malones”.

Después de 1877, el general Julio A. Roca, sucedió como ministro de Guerra a Alsina y ejecutó un nuevo criterio que consistió en emprender  una campaña mucho más agresiva, “La campaña del desierto”. Propuso enfrentar a los indígenas directamente, con toda la fuerza militar disponible y obligarlos a retirarse al sur del río Negro. Hacia 1881, el objetivo se había cumplido con el sometimiento de 14.000 indígenas y la incorporación de 15.000 leguas de tierra al territorio nacional.

LA CAMPAÑA DEL CHACO: En 1879 la región chaqueña seguía siendo dominio indiscutido de los indios, que desde sus bosques realizaron incursiones a las fronteras de Córdoba y Santiago del Estero. La campaña que había preparado Roca, con los máximos recursos del país, no le permitió realizar operaciones de importancia en aquel frente. Entonces, los colonos de Santa Fe reunieron por su cuenta voluntarios al mando de Benjamín Moore y obligaron a los indios a mantenerse lejos de la frontera en sus tolderías.

Desde Reconquista, en agosto de 1879, partió una expedición de 130 hombres mandados por el coronel Manuel Obligado, quien marchó once días y llegó a Los Pozos. Allí descubrió una rastrillada de indios que arreaban ganado mayor, supuso que se trataba de la tribu de Juan José Rojas y torció la expedición al norte para ir en su busca. Se enteró de la presencia de Rojas en Las Chuñas y marchó hacia allí, pero los perros denunciaron los preparativos del ataque y los indios emprendieron la fuga.

El coronel Obligado les cortó la retirada y los obligó a combatir. El 13 de setiembre, en media hora de lucha, murieron 32 indios y se hicieron 79 prisioneros; los demás integrantes de la toldería, incluso los heridos, y los de otras tribus vecinas se internaron en el monte.

Después de algunos encuentros el 3 de octubre la columna acampó cerca del ?aran~ y regresó a Reconquista el 12, después de haber recorrido más de 750 Km. del Chaco santafecino y comprobar que las cañadas del Sauce eran un punto de partida para operaciones hacia el centro del Chaco Austral. La expedición dejó en pie y sin escarmentar a tribus con sus caciques como los hermanos Rojas, Petizo, Cambá, Rico, Inglés y otros, que estaban en condiciones de emprender nuevos ataques contra Resistencia, Ocampo y otras colonias.

A pedido de la provincia de Corrientes, a la cual le interesaba un camino que la vinculase al noroeste del país y a Bolivia, el gobierno nacional dispuso una expedición con ese fin. Desde 1 870 no se había hecho nada en la frontera norte para conquistar territorios en poder de los indios, al norte del río Salado y su prolongación desde Santiago del Estero a la costa del Paraná.

En 1880 se le encomendó al mayor Luis Fontana una expedición que partió de Resistencia con destino a Salta. La columna estaba formada por unos 60 hombres, de los cuales 29 eran zapadores armados, con 80 caballos, 20 mulas aparejadas y un carro con víveres secos y algunos bueyes de consumo. El 4 de febrero partió, y su marcha se prolongó durante 1 03 días, dejando abierta una picada de 520 Km. que vinculaba Resistencia con Colonia Rivadavia en el Bermejo Medio.

A 60 Km. al noroeste de la confluencia de los ríos Teuco y Bermejo, se produjo el único encuentro con los indios, en La Cangallé, llamada después Arias. Los expedicionarios, con sus armas de fuego y su disciplina, vencieron a los indios. Durante el encuentro el mayor Fontana fue herido y llegó al Fuerte Gorriti sin cabalgadura y el 5 de agosto fue auxiliado por el jefe de la frontera de Salta y pudo así llegar a Colonia Rivadavia.

Roca no estaba satisfecho con los avances obtenidos y cuando asumió la presidencia en 1 880, emprendió nuevas operaciones contra los indios. A tal efecto, el ministro de Guerra, general Benjamin Victorica, encomendó al comandante de la línea de río Negro, Villegas, una expedición sobre el territorio de Neuquén, donde tenían su refugio las tribus que se mantenían hostiles. Villegas limpió la región, y el 10 de abril de 1881 sus tres brigadas se reunieron en las nacientes del río Limay, a orillas del lago Nahuel Huapí. Las depredaciones de los indios no terminan, y en junio del mismo año alrededor de 200 araucanos invaden audazmente la provincia de Buenos Aires, por la zona de Puán. Muchos pequeños caciques se resistían a llevar una vida pacífica en las reducciones y ofrecían una tenaz resistencia. Otros eludieron la persecución del ejército y buscaron refugio en Chile.

Villegas tuvo que replegar sus tropas hasta sus antiguas guarniciones, pues carecían de equipos adecuados para enfrentar el invierno al pie de la zona de la Cordillera. Los indios recuperaron sus esperanzas de éxito ante el repliegue del ejército. A su vez. Villegas comprob6 en su expedición a Nahuel Huapi, que era necesario dominar ¡as entradas de los pasos cordilleranos, pues, en caso contrario, los indios podrían repetir desde Chile sus invasiones.

En la primavera de 1882 el ejército inició un movimiento de avance hasta la misma cordillera. Para el otoño de 1 883 las tropas de Villegas habían batido minuciosamente todo el territorio cordillerano hasta el límite con Chile. Esta campaña, llevada con tanto éxito, aseguró la frontera meridional en forma definitiva. Esta expedición también dio como resultado la imposibilidad de toda acción en esa zona, razón por la cual el cacique Namuncurá se sometió con toda su tribu el 24 de marzo de 1G84 a Villegas.


En la Patagonia se desarrolló la etapa final de la lucha contra el indio; allí vagaban los restos de las tribus rebeldes bajo el mando del cacique Sayhueque. El gobernador de la Patagonia y jefe de su guarnición, general Lorenzo Winter, emprendió una campaña que se desarrolló entre 1 883 y 1885, para terminar con ellos. En el transcurso de las operaciones se entregó prisionero el poderoso cacique Sayhueque con las indiadas de los caciques lnakayal y Foguel. Esta campaña dio término a la lucha de fronteras.

sábado, 10 de mayo de 2014

LA ORGANIZACIÓN NACIONAL ARGENTINA

LA ORGANIZACIÓN NACIONAL ARGENTINA
BATALLA DE CASEROS

Hacia mediados del siglo XIX, la consolidación del capitalismo en Europa occidental, la estructuración de un mercado mundial y la división del trabajo ofrecían perspectivas favorables para que nuestro país se insertara en este nuevo modelo de organización mundial que proponían las economías industriales.

La creencia en la idea de un progreso indefinido que corregiría todas las contradicciones presentadas en la organización social y política de los nuevos estados incorporados al capitalismo se sostenía sobre dos bases: orden y progreso. El desafío planteado en nuestro país consistía en la implementación de un programa de modernización del Estado para establecer un poder centralizado capaz de controlar la política y la economía, así como también desarrollar un sentimiento compartido de nación entre sus habitantes.

Esta posibilidad de organizar un estado centralizado hacía necesario someter las voluntades de los grupos dominantes durante la etapa posterior a la independencia, avanzando sobre las libertades de las jurisdicciones locales. En este sentido los principales esfuerzos de la consolidación del Estado se concentraron en la organización de una estructura militar que monopolizara el uso de la fuerza; y de una organización del sistema de impuestos que permitiera sostener los gastos de la nueva estructura política.

Con este fin se organiza el ejército, la corte de justicia, el banco nacional, la emisión de papel moneda, la administración de aduanas y la contaduría general de la nación. Dentro de esta organización se hizo necesario unificar el derecho mediante la creación de códigos civiles, penales y comerciales. Para la difusión de estos nuevos marcos de legalidad se impulsó la educación pública y gratuita.

La modernización del estado hizo necesaria la utilización de los nuevos avances tecnológicos que permitieran articular estas acciones por medio de la instalación de telégrafos y ferrocarriles. La modernización hacía necesaria la incorporación de nuevos territorios donde extender este sistema de dominación para lo cual se procedió a ampliar las fronteras de la civilización mediante el exterminio de las poblaciones nativas para incorporar sus territorios a las áreas de producción orientadas a la nueva organización y división internacional del trabajo.

Esta avanzada, concretada en 1880 sobre las tierras marginales, y el control de las antiguas áreas mediante el sofocamiento de los alzamientos organizados por los líderes de las provincias que quedaban excluidas del nuevo orden, permitieron la consolidación del gobierno nacional.


"CAMPAÑA DEL DESIERTO" Expediciones de exterminio de la población aborigen de Julio Roca


La presidencia de Bartolomé Mitre

Mitre, al asumir la presidencia en octubre de 1862, se encontró con un obstáculo: el problema de la residencia de las autoridades nacionales. La solución la encontró mediante la “Ley de compromiso” que establecía que los miembros del poder ejecutivo podrían residir en Buenos Aires hasta tanto se fijase la capital de la república.

Durante el debate de esta ley quedaron expuestas dos tendencias del liberalismo porteño: Los mitristas o nacionalistas que pretendían que se nacionalizara la ciudad y la aduana; y por otra parte, los autonomistas que pretendían conservar los privilegios de Buenos Aires. Ambos partidos pertenecían a la misma clase social y su objetivo era la toma del poder para controlar el aparato estatal.

El gobierno nacional fue imponiéndose por medio del ejército sobre el poder de las provincias centralizando funciones como la recaudación impositiva, la emisión de moneda, la educación y el poder represivo. Mitre encargó a un grupo de juristas la redacción de un código civil y de comercio para la nación y creó la Corte Suprema de Justicia y los tribunales inferiores. Se crearon catorce colegios nacionales, uno para cada provincia, con el fin de unificar ideológicamente a todos los territorios. Para financiar estas reformas creó un aparato recaudador nacional mediante el cual poder extraer recursos de la sociedad de una manera organizada y previsible.

La guerra del Paraguay

Durante la presidencia de Mitre comenzó la guerra del Paraguay que enfrentó a la triple alianza (Uruguay, Argentina y Brasil) contra Paraguay. Esta se prolongó entre 1865 y 1870, su causa respondía a los intereses británicos de proveerse de algodón para sus industrias y acabar con el modelo autónomo de desarrollo del Paraguay.

El Paraguay era la única nación que no tenía deuda pública y poseía sus propios astilleros, fábricas metalúrgicas, ferrocarriles, líneas telegráficas y fabricación de armamento. La mayor parte de las tierras pertenecían al Estado y además poseía el monopolio del comercio exterior.

La declaración de la guerra fue muy impopular en el interior de nuestro país ya que Paraguay era considerada una república hermana, esto provocó el levantamiento de algunas provincias que fueron sofocados por el gobierno nacional. Sin embargo, la guerra se prolongó durante cinco años y costó al país cuantiosas sumas de dinero y 50 mil muertos.

En 1870, durante la presidencia de Sarmiento los aliados tomaron Asunción poniendo fin a la guerra. Paraguay había quedado destrozada, su población fue diezmada y el territorio arrasado. El general Mitre declaró:

“En la guerra del Paraguay ha triunfado no sólo la República Argentina sino también los grandes principios del libre cambio (…) Cuando nuestros guerreros vuelvan de su campaña, podrá el comercio ver inscriptos en sus banderas victoriosas los grandes principios que los apóstoles del libre cambio han proclamado.”

Finalizada la guerra, Brasil saqueó Asunción, instaló un gobierno adicto y se apropio de una gran porción del territorio paraguayo. En tanto que el regreso de las tropas trajo consigo, en 1871,  una terrible epidemia de fiebre amarilla. La peste dejó como saldo 13 mil muertos y provocó el traslado de las familias oligárquicas, que abandonaron sus casonas de la zona sur, hacia la zona norte de la ciudad.

La presidencia de Sarmiento

Domingo Faustino Sarmiento asume la presidencia el 12 de octubre de 1868 con el apoyo de Mitre, su obra estuvo orientada a “civilizar” a la nación. Con este objetivo triplicó el número de alumnos, fundó ochocientas escuelas y creó las escuelas normales de formación de docentes. Veía en esta tarea la garantía para transmitir los valores tradicionales, el culto a la obediencia, el respeto a la autoridad y la unificación del pensamiento. Completó su labor educativa la creación del Colegio Militar y de la Escuela Naval.
Sarmiento comprendió la necesidad de establecer un sistema nacional de comunicaciones y para ello se tendieron cinco mil kilómetros de cables telegráficos y se inauguró la primera línea telegráfica con Europa. Modernizó el correo y se preocupó por extender las líneas férreas. La red ferroviaria fue construida por empresas inglesas a las que se les concedía grandes beneficios. El trazado de las líneas se realizó en abanico, sin conexión entre las regiones, hacia el puerto de Buenos Aires según el interés de los británicos para poder exportar la producción local hacia Londres.

Durante su gobierno se intentó la fundación de colonias de agricultores, sin embargo, no pudo concretar esta obra por la oposición de los terratenientes porteños. El poder de la oligarquía terrateniente fue aumentando en la medida que el Estado se consolidaba. La clase dirigente argentina había tomado el hábito de solicitar préstamos de divisas al exterior. Esto generaba una sensación falsa de prosperidad.

En 1873 se produjo una crisis económica en los países centrales por lo cual suspendieron los créditos e inversiones e hicieron disminuir el precio de nuestras materias primas. Sus consecuencias fueron quiebras de empresas, devaluación de la moneda, reducción de los salarios de los empleados públicos, disminución de la inmigración y desocupación.

Su obra de gobierno incluyó la organización de la contaduría nacional y el Boletín Oficial, que permitía a la población en general conocer las cuentas oficiales y los actos de gobierno, creó el primer servicio de tranvías a caballo y diseño los jardines botánico y Zoológico.

La presidencia de Avellaneda

En 1874 fue electo el tucumano Nicolás Avellaneda, el mitrismo, derrotado en las elecciones fracasó en su intento de dar un golpe de Estado. Concluida la revuelta Avellaneda incorporó a su gabinete a miembros de la oposición mitrista como forma de conciliación.
NICOLÁS AVELLANEDA

En 1876 se promulgó la “ley de inmigración” que prometía tierras y trabajo para los campesinos europeos que se asentaran en nuestro país. La necesidad de poblar nuestro territorio se convirtió en política de Estado dando como resultado un aumento importante de la población.

Avellaneda sufrió los efectos perdurables de la crisis económica y aplicó medidas extremas: disminución del presupuesto público, suspensión de la convertibilidad del papel moneda a oro, rebaja de sueldos y despidos de empleados públicos. A partir de 1876 llegaron al país los primeros barcos frigoríficos aumentando las posibilidades de exportación de nuestro país e incrementaba el valor del ganado.

Al finalizar su presidencia, Avellaneda envió al parlamento un proyecto de federalización de Buenos Aires. El proyecto provocó la reacción del gobernador, Carlos Tejedor, quien se sublevó contra las autoridades nacionales, Entre tanto se llevaron a cabo las elecciones nacionales que dieron el triunfo a la fórmula Roca- Madero, partidarios de la federalización.

La ciudad fue sitiada y Tejedor debió renunciar. Finalmente, en agosto de 1880, la legislatura de nacional disolvió a la legislatura bonaerense y sancionó la Ley de Federalización de la ciudad de Buenos Aires. La ciudad fue declarada Capital Federal de la República Argentina.

Adaptación del texto: PIGNA, Felipe (Coord.), Historia, La Argentina Contemporánea, Ed. A-Z, Bs. As., 2007.


ACTIVIDADES:

a)      Organizá en una línea de tiempo las presidencias del periodo de formación del Estado nacional
b)      Sintetizá la labor de gobierno de cada una de ellas
c)      Organizá en un cuadro las acciones llevadas adelante para la consolidación del estado nacional según sean sociales, políticas, económicas, judiciales, militares.