> HISTORIA Y GEOGRAFIA NIVEL MEDIO: PERON, SEGUNDO GOBIERNO

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Prof. Federico Cantó

lunes, 7 de julio de 2014

PERON, SEGUNDO GOBIERNO

LA REFORMA CONSTITUCIONAL Y LAS ELECCIONES DE 1951

Una de las reformas políticas más importantes realizadas por el peronismo fue la sanción de una nueva Constitución Nacional, en 1949. En ella se incorporaron los derechos sociales conquistados por el movimiento obrero y la legalización de los cambios económicos, especialmente la política de nacionalizaciones del comercio exterior, de los combustibles y del transporte. En el orden político se implantó la reelección presidencial y la instauración del voto directo en los comicios nacionales. La oposición resistió a la nueva Constitución porque consideraba que era el resultado del afán personalista de Perón, cuyo deseo excluyente era lograr la reelección presidencial. Además, los socialistas se quejaron porque entre los derechos de los trabajadores no figuraba el derecho de huelga y los conservadores denunciaron el perfil excesivamente presidencialista de la reforma. Ésta finalmente fue aprobada y tuvo vigencia hasta la caída de Perón en 1955.

LA CRISIS ECONÓMICA DE 1952: LOS LÍMITES DEL MODELO INDUSTRIALISTA

Hacia 1952 el modelo industrialista implementado por el peronismo comenzaba a dar muestras de debilidad. Una gran influencia tuvo la recuperación económica de los países europeos, ya que éstos disminuyeron sus compras a la Argentina y se produjo, además, una baja en los precios de las materias primas.
Las dificultades económicas habían comenzado varios años antes. En 1949, una prolongada sequía redujo al mínimo los saldos exportables y, hacia la década del ‘50, el rendimiento del campo argentino había bajado aproximadamente en un 18% respecto de 1946. A pesar de que la Argentina había desarrollado en forma notoria la actividad industrial, la base de la economía continuaba dependiendo del nivel de las exportaciones agrarias, ya que una disminución importante en este sector alteraría —como finalmente ocurrió— al resto de las actividades económicas.
Como consecuencia de la disminución del ingreso rural proveniente de las exportaciones, el gobierno ya no pudo recurrir a la transferencia de recursos para la actividad industrial y el mantenimiento de altos salarios. Los empresarios tuvieron dificultades para la obtención de créditos del Estado y el rendimiento de sus industrias disminuyó.
Esta situación provocó que los salarios no continuaran con un sostenido ascenso y que en algunas áreas disminuyeran. Por ello, desde 1949 y hasta 1952, comenzaron a surgir reclamos salariales no satisfechos. La mayoría de las huelgas tuvieron como centro de la crítica a los empresarios —los sindicatos decían que éstos querían salvarse de la crisis bajando sus salarios— y no al gobierno de Perón, a quien consideraban víctima de las presiones oligárquicas. El equilibrio buscado por Perón entre los intereses de los obreros y de los empresarios —la armonía entre el capital y el trabajo— comenzaba a presentar signos de inestabilidad. El gobierno peronista se encontró entonces ante la crisis más profunda desde que Perón llegó a la presidencia en 1946.

LA REELECCIÓN DE PERÓN (1952—1955).

Para las elecciones de noviembre de 1951 la CGT propuso como candidata a la vicepresidencia a Eva Perón. Esto provocó una gran polémica dentro y fuera del peronismo. Los sectores más conservadores de la sociedad, entre ellos las Fuerzas Armadas, resistieron a su candidatura. Según Miguel Ángel Scenna, historiador argentino contemporáneo, “Tradicionalmente la esposa del Presidente era una figura decorativa sólo apta para aparecer en funciones de protocolo o tareas de beneficencia. Eva Perón irrumpió con violencia para hacer trizas esa venerable y apacible imagen. Mujer de lucha, no sólo se metió en la política, sino que encarnó al sector más radicalizado del peronismo. A poco andar, sin ocupar ningún cargo oficial, era la persona más influyente después de Perón”.
El 26 de julio de 1952 —a los 33 años— falleció luego de una larga enfermedad en la que había declinado su candidatura en un memorable discurso. Para la mayoría de los trabajadores, el nombre de Evita se convirtió en el símbolo de las conquistas sociales conseguidas.
A pesar de las dificultades económicas, en las elecciones realizadas en 1951 el peronismo obtuvo un triunfo arrollador. La fórmula Perón—Quijano obtuvo el 62% de los votos, contra el 32% de la fórmula de la Unión Cívica Radical, encabezada por Ricardo Balbín. El resto de los Partidos —Socialista, comunista, Demócrata— sumaron en conjunto el 4% de los votos.
Estos resultados permitieron al peronismo inaugurar un nuevo período gubernamental, contando con una sólida mayoría en ambas cámaras legislativas. Los partidos de la oposición, frente a este nuevo fracaso electoral, comenzaron a reorganizarse y algunos de ellos a pensar con mayor firmeza en la posibilidad de nuevos intentos conspirativos en contra del peronismo.

EL SEGUNDO PLAN QUINQUENAL

Para abordar los problemas estructurales de la economía, el gobierno propuso en 1953 un Segundo Plan Quinquenal. Durante el primer gobierno peronista la Argentina casi no dependía del abastecimiento externo de bienes de consumo. La dependencia se había trasladado a los combustibles — petróleo—los bienes de capital —maquinarias y tecnología— y los insumos y las materias primas que la actividad industrial requería.
El Segundo Plan Quinquenal se propuso resolver estas deficiencias. La estrategia consistía en impulsar el desarrollo del sector agrario, incrementar las industrias de base —en especial las de bienes de capital y combustibles— y modificar la Ley de Inversiones Extranjeras, con la finalidad de favorecer la entrada de capital del exterior. El nuevo plan significó el abandono de la política de nacionalizaciones y del IAPI—como ente regulador del comercio exterior—característicos del primer plan.
La balanza de pagos resultaba negativa y se debió recurrir a préstamos en el extranjero. Impulsado por la necesidad de desarrollar la industria pesada para salir de la crisis. En 1953 se sanciona una ley de radicación de capitales extranjeros que permite la instalación de empresas multinacionales y se establece el congelamiento de los sueldos por dos años, que marca un alejamiento entre el Peronismo y los trabajadores. A pesar de esto, los sectores sindicalistas seguían apoyando a Perón.
Estos cambios en la orientación de la política económica generaron un profundo debate dentro del peronismo. Los empresarios se mostraron, en general, satisfechos con estas nuevas medidas. El movimiento obrero, si bien continuó dando muestras de respaldar incondicionalmente a Perón, comenzó a tomar distancia de algunas de las decisiones económicas tomadas por el gobierno.
Conforme a los cambios sostenidos por el nuevo Plan Quinquenal, el gobierno peronista impulsó acuerdos con compañías extranjeras para la explotación del petróleo en nuestro país. En abril de 1955 intentó firmar un contrato con la empresa norteamericana Californian Co, pero éste no fue aprobado en el Congreso. Allí se encontró no sólo con la oposición de los radicales sino también con la de un sector de la bancada peronista —encabezado por Amado Olmos y John William Cooke—.También rechazaron la firma del contrato propuesto por el Poder Ejecutivo, la CGT y los periódicos oficialistas “Democracia” y “De Frente”.


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